Sin voz ni sombra




Sin voz ni sombra



Te quiero,


cuerpo sin forma, sin voz ni sombra

que dibuja interrogantes en los cuartos

donde la almohada sueña con cuerpos a los que el sudor

une en ávidos  caminos sin fin ni destino.



A ti, que no tienes nombre,

ni labios de  versos que ansíen dibujar sueños

perdidos en un reloj con sólo agujas del pasado.



A ti que  eres  mis noches de hambre y de desvelo,

te dibujo con pinceles de ternura y sueños,

manos cortadas a la luz y a los acasos.



Y en ese silencio que nos acoge y nos disfraza

abro la noche y grito en el beso de nuestro silencio:

te quiero, sólo a ti , sólo a ti te quiero







Alfiler




Alfiler

A tus ojos prendido,

imperdible de algo innato por lo incierto,

anhelo siempre lo inalcanzable,

gris y errante entre un cielo arrebatado.



                (Todo fútil por ese silencio que nos atenaza

                en mil amaneceres vulgarmente repetidos).



El aire es espiral sin color ni destino,

moho en  pulmones de un papel descolorido,

resignado a ser susurro apagado de versos abortados

 que quisieron ser labios y acaso por ti  aullido en el deseo



                (Todo calla. El viento en tu cuerpo  deshojado

                desfallece ávido de de ternura y de destino…)



En tus ojos perdido, 
     
sombras de caminos entrecortados,

araño el alfiler que me anuda en la niebla la garganta

y aspiro a susurrar  rimas que no entiendo



                (Todo es fugaz por lo que callamos.

                Caminos de niebla entrecortados…).