Y de repente, el silencio
Y de repente, el silencio.
Todo estalla. Hay un corazón que olvida
el palpitar de un instante de sangre que tu nombre
lleva en un interrogante que no recuerdo
en las noches en que las sombras se marchitan.
Agoniza la tarde. El aire se lleva versos
que dibujaban palabras bajo tu falda ya marchita.
Todo es fugaz y tenue. El viento arroja caricias
al mar de unas olas sin rumbo ni sentido
en un mar hambriento de lunas sin espejo.
Queda un mar abandonado sin playa ni deseo.
Sólo quedas tú, apenas un eco de un silencio.