Plomo en los ojos
Llevo
plomo en los ojos
y un
mar de arena en las pestañas.
Hubo
una vez que soñé que amaba,
y que
tú tal vez me amabas,
y que
mi susurro era tu voz,
y que
mi alma eco perdido de tu alma.
Pero el
viento trae hoy de tu voz las hojas
y de
cierzo herido tu herida mirada.
Sí, una
vez quizá soñé que me amabas.
No sé.
Quizá fue que yo también te amaba.