Lluvia en amarillo





Lluvia en amarillo

 

Llueve.

Ahora. Sobre las alas de un pájaro disecado

en el almacén de algún recuerdo mohíno.

(Nada se extraña en los cuentos templados

de las hojas de los ecos vacíos ).

Llueve.

Tu rostro se desparrama en un juguete roto

por la impaciencia de los sonidos
 
de una espiral enredada en el abrigo
 
de un camino azulmente inacabado.

Ya el aire calla.

La niebla se enamoró de su sombra que temblaba

en un abrazo inmortal por lo inventado.

Calla el aire. Tu rostro se envenena en un portal

que gime entre besos  azulmente amarillos.

Cierro los ojos. El mar de tu bosa seca

resbala entre mi manos de trapo.

La lluvia al fin duerme. Duerme tu pelo encadenado.

Una vez el pájaro volaba. Luego durmió en su sueño

 

 

Dejarse llevar





Dejarse llevar

 

Me he dejado llevar,

como un torrente sin aire ni mar

abandonado a su propia indiferencia.

El aire llevaba aullidos en las tinieblas

rompiendo los colores del alba y sus quimeras

mientras se enredaban entre la garganta

recuerdos que al aire amenazaban .

Y cuando la mente quiso olvidar que no olvida,

cuando el sueño se hizo cárcel de la nada,

cuando no estuviste tú: nada de mi nada,

en silencio, casi sin darme cuenta,


me dejé llevar.


 


Sonrisa de mar de estrellas




 

Sonrisa de mar de estrellas

 

Me sonríes,

casi al paso, casi sin querer,

como si el aire te arrancase una brizna de eternidad

oculta para el viento pero no a las flores

que rocían tus mejillas de una luz de mar

que entre olas quisieran esconder.

Me sonríes,

y ya todo se estrella en tu sonrisa,

(incluso esa sombra de melancolía

que me abraza casi si querer),

iluminando esta línea de un amanecer

que sólo existe porque tú lo ves.

Sonríes,

casi al paso, casi sin querer,

y yo escondo por un instante los ojos.

Luego sigo el eco de mis  pasos.

Tu me sonríes.

Todo tiene algún sentido siquiera por una sola vez.

 

 

 

Dejarse llevar



 

Dejarse llevar

  

Dejarse llevar,

acunar el rostro en la sombra de tu rostro

que dibuja en  las paredes  yermas

rotas en el espacio de tu ausencia

el hambre de tus labios y su dolor.

Olvidar el ruido de la impaciencia

arañando los cristales de ese mañana

siempre por descubrir, siempre por renacer.

Y en ese tiempo perdido a la inocencia

en unas caricias encadenadas

al olvido de un no pudo ser,

dejar el alma entre la nada dormida

y en un instante de algún absurdo todavía

dormir en las sombras de mi almohada

y entre un sueño oscuro al fin desaparecer.

 
 

Deslizamiento al cero





 

Deslizamiento al cero

 

Te derrumbas

como un muro de sueño

construido en noche de insomnio

cuando las sombras acunan

del desespero los ecos.

Y mientras, de mi yo el otro

destroza frente al callado viento

palabras sin sentido, ruido por silencio

para que, en la noche de tus sueños,

que son espejo de mis sueños,

se abra el abismo de los recuerdos

y sólo quede ese muro de silencios

que da perfil al mundo de los muertos.

 

 

Ola entre el fin de la marea





 

Ola entre el fin de la marea

 

 

Como una ola abandonada

por un Dios atrapado en la marea

de un tiempo de relojes que recuerdan

cuando una vez fueron tiempo dibujando

luces en un paisaje de tinieblas.

 

Como una flor malherida en el silencio

de unas huellas disecadas

por una tierra ahogada en un cielo

que,  inhóspito , entre estrellas acartonadas

escondiera el camino de la esperanza.

 

Como tú, ola ciega y ciego viento,

soñando entre el mar y su espejo,

el camino perdido entre el remolino de tu pelo,

sollozo en mis noches que te acechan

buscando la luz de los ojos de tus tinieblas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Si me miras





Si me miras

 

Si me miras

un mundo de esperanza quieta

se esconde en tu anhelo

de buscar el aire que respiras

cuando la luz aprende su sentido.

Y hasta el cielo, ávido de la llama de tu sonrisa,

quisiera ser objeto de tu deseo,

espejo del brillo de tus pupilas,

y aspirar al sueño de un tímido beso

con el que dormir la noche y su espera.

Si me miras

todo es  fugaz, por lo inerme,

y un verso envejecido en tus quimeras

llora en la mañana de tu vida

soñando, al fin,  con que tú lo quieras


Puedes venir conmigo




Puedes venir conmigo

 

Si puedes,

si el tiempo deja de romper tu garganta

con aullidos interminables de ese cansancio

que te besa, te envuelve, te maniata

aquella ilusión que perdiste entre lágrimas …

puedes venir conmigo.

 

Si quieres, si lo deseas,

si rompes tu castillo de muñecas,

infantiles mundos de recuerdos,

que en la noche, cuando la vida acecha

en las esquinas de tu cama las tinieblas,

duermen los gritos que te lleva el viento …

podrás venir conmigo.

 

Y si quieres,

si en un instante la luz penetra

en algún perdido perfil de tu almohada

dejando su sabor a un rumor  todavía incierto

y a un roce al paso que te enseña

el camino del amor y de más puro sentimiento …

entones sólo entonces, ya puedes venir conmigo.

 


 

Todo ya es silencio




 

Todo ya es silencio

 

Silencio.

El mundo agoniza en las palabras

que se perdieron tras tu espalda.

                               Silencio.

Todo calla.

El viento al viento engaña

con canciones de cunas blancas.

                Calla…

Silencio.

El mundo se hace interrogante

en este mar de acero implacable.

                Todo ya es silencio. Calla…

 

Un paso fugaz





Un paso fugaz

 

Un paso, en el aire,

brusco entre el destino de una sombra,

aterido por palabras que no nacieron

maldecidas por un suelo implacable

que abarca el destino de los sueños.

Perdido, en el intento,

de abrazar flores a las que implacable

amortizó el tiempo de besos acartonados,

tintinea su dejadez y su cansancio

de buscar un nombre que le abrace.

Un paso, roto, pero amable,

todavía en el perfil del tú abandonado

aún tiembla en el roce de tu paso:

sombra por dibujar, verso inacabado,

la última frontera, mi amor inacabado.


 

Me dejo llevar





Me dejo llevar

 

Me dejo llevar. El aire pesa

y el camino se recorta en el cansancio

que respira entre un gesto abortado

por un horizonte que se espesa

en  recuerdos abandonados.

Todo da igual . La vida

entre otras vidas que no he vivido

en el aire desfallece y juega

con un viento de escalofrío.

Me dejo llevar. La vida me lleva

donde tú ya no estás.

El aire pesa. Todo ya es igual.