Hambre de estrellas





Hambre de estrellas

 

Se abren a la mañana del duro aire las  pupilas

que arden mas allá de este extraño cielo,

más allá del sin sentido de las palabras

más allá de ti, más allá de todo tiempo.

Alzo mis manos en ese paraíso de papel transfigurado

en un deseo febril de un niño abandonado

por tener, siquiera en ese sutil momento,

una luz de estrella que apague mis incendios.

Mas sólo el aire duerme entre los torpes dedos

que no logran acariciar de ti  los sueños.

Apenas queda un rumor de aire triste y cansado

durmiendo en el perfil árido de estos versos.


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