Postura
Mi mano perdida en la mesa
en la que, por olvidarte, te escribo.
(Los ojos se pierden en un aire indiferente
a la memoria y al olvido.)
Sumo azucenas de versos y suspiros
en esta tarde de versos malheridos
por el alud de tu sombra y el cansancio.
Los besos que no nos dimos,
el amor entre el vacío abandonado,
callan en poemas hambrientos de haber nacido,
en el vientre de tu ausencia asesinados.
Mi mano sigue perdida en mi mesa.
No puedo olvidarte. Por eso te escribo.
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