Misterio de luna llena
El camino
serpenteaba en aquella noche de luna llena. Divisó a lo lejos una pequeña luz y
pensó que quizá fuera de alguna casa de campo perdida entre aquel paisaje
desierto donde hacía mil años que no se había visto a ningún ser vivo.
Se acercó a aquella casa. Era un
viejo caserón que helaba el corazón con
sólo verlo. A la entrada se leía en un papel clavado en la puerta: “ Viajero:
no entres en esta casa maldita. Aquí habita el mayor y el más peligroso de los
fantasmas. Viajero, huye de esta casa ahora que aún puedes..”
Cuando terminó de leerlo no pudo evitar
sonreír. Leyendas de fantasmas... Qué ignorancia... Observó que la puerta
estaba abierta. Entró decidido y tras dar algunos gritos preguntando si había
alguien se dio cuenta de que la casa estaba deshabitada. ¡Qué suerte!.- pensó.
Así podré descansar tranquilo. Se dirigió con calma hacia un sillón cómodo y
grande y se sentó en él.
No acababa de sentarse cuando la
casa se quedó de pronto a oscuras y de repente una sombra se vislumbró entre la
poca luz de la luna que entraba por una de las ventanas. Aquella sombra se
dirigió a nuestro protagonista susurrando algunas inciertas palabras que le hicieron palidecer y sentir
un miedo como jamás nunca había sentido.
Al pronto en un espejo de la habitación se hizo la luz y apareció en él
el reflejo de sus más ocultas interioridades. Miró y se reconoció: aquella
envidia, aquellos rencores, aquellos celos, aquella insatisfacción de su propia
vida era su propio ser. Por primera vez sintió
vergüenza y un cansancio infinito se apoderó de sí mismo.
Sin embargo algo le hizo
reaccionar. ¿ Quien era aquel que entre las sombras se había atrevido a
mostrarle su más profunda y miserable
intimidad? ¿ Quien era ¿ Se
levantó de un salto y, asustado pero decidido se dirigió hacia aquella
sombra. La cogió tembloroso de un brazo y la giró contra sí. Su cara se puso
lívida. El horror y la sorpresa se dibujaron en su blanca cara. A través de la
poca luz que disponía aquel cuarto
reconoció aquel rostro fantasmal y
oscuro. Era su propia cara, era él mismo su propio fantasma, eran sus propias
oscuridades y envidias quienes le
acosaban.
Salió corriendo de aquella casa
y se perdió entre el paisaje cómplice..
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