Miradas
Te veo.
Me ves…
Y una sonrisa nace tímida de no sé dónde,
pero tú sabes, bien lo sabes, el porqué.
Te veo.
Y el reloj agudiza el sentido de las horas
que tintinean entre tus labios secos
ávidos de mis labios y de sus sombras.
Me ves.
Y tu mirada se hace vulnerable e incierta
al compás de un corazón que dulcemente encierra
el silencio de un: “ te quiero: ¿No lo ves?”
Te veo.
Me ves.
Y dos corazones saben que se quieren:
lo demás todo es un sinsentido incierto.
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