Estoy triste




Estoy triste

 

 

Estoy triste,

pero tú sabes, mi amor, que siempre estoy triste.

… Está tan claro el cielo,

tan lejos las estrellas…

Si pudiera arrancarme la verdad que me desgarra

cada grieta de mi mente, cada palabra hambrienta

de ser silencio, sueño, quizá niebla , quietud eterna…

                                                               Si pudiera…       

                … Pero la noche siempre me incendia,

                                más allá de todo límite, de toda idea…

                Y mi mente se abre, y vuela,…vuela…vuela…

Y no puedo,

no puedo llevarte  a ese misteriosos cielo

 que es, ya sabes mi amor,  mi más dulce infierno.

                                                               No puedo…

                … Es tan largo el camino,

                               tan corto el adiós de un suspiro…

Si pudiera los ojos  aprisionarlos en esa tierra

en la que el tenue barro del ayer la verdad entierra

con una máscara de vida que a vivir sueña y juega…

                                                               Si pudiera…

                …Pero la noche siempre me incendia

                               más allá de toda pesadilla, de toda indiferencia.

                Y mi mente se abre, y vuela… vuela…vuela…

Hoy estoy triste,

 pero tú sabes, mi amor, que siempre estoy triste.

                … está hoy tan claro el cielo…,

                               tan cerca, están tan cerca mis estrellas…            

Si no estuvieras

Si no estuvieras

Si no estuvieras…
si acaso no estuvieras
mi vida devolvería el eco de  mis pasos agigantados
por el fantasma de la inercia de la desesperanza
cuando se vomita cada una de las mañanas
abortos de lirios descoloridos y marchitados.
Si no estuvieras…
si  tus caricias desparecieran ,
estallarían  cada uno de los nombre  de mis estrellas
que me seducen en mis noches con luces de cielos
cuando navegan en distancias imposibles a los sueños.

Si acaso no estuvieras
llorarían  mis versos, se suicidarían mis poemas,
y el tiempo moriría en relojes sin futuro de arena.
¿Para qué vivir si el mundo eres tú cuando me besas?


Dormir los sueños



Dormir los sueños


Dormir,
abandonarse en una quietud  de amapolas muertas
ávidas de un sol moribundo  y  perdido
en un tránsito siempre  y fatalmente reconocido.
Olvidar,
olvidar que tuviste un nombre, un cuerpo
que se convirtió en sombra de luna yerma
antes de que nos abrazaran nuestros sueños.
Dormir... olvidar...,
cerrar los ojos a la frágil y agotada esperanza
de que renacerás en cada una de mis mañanas.
Dormir, olvidar… al fin ser feliz…  ser nada.


Cansancio


Cansancio


 

Estoy cansado...

El rumor del ocaso mueve hojas

de árboles arruinados

en el cansancio de ese estar esclavos

en las raíces de la costumbre y la demora.

Siento disolverse el dolor del deseo

en unos ojos vendidos al cansancio

que dibujan lágrimas de barro

secas de esperanzas o de infiernos.

La vida se mece en su letargo.

Tu nombre se me pierde en la noche

mientras  mis labios se esconden

incapaces de soñarlo.

Perdóname. Estoy tan cansado...

Abandono





Abandono

 

 

Fue el pasado

que te mordió la yugular

por donde transita la esperanza

quien te hace contar los segundos

que te bastan para asesinar el día

en el que tus labios se suicidan

temiendo el sinsentido del mañana.

Y no sabes, niña,

¿cómo habrías de saberlo?

que este azar al que llamamos vida

esconde tras tus lágrimas

de niña de terciopelo

mundos de sabor a todavía.

 

 

Espejismo paralelo




 

 

 

Espejismo paralelo


 

 

 

Somos como líneas  paralelas

soñando en el espejismo del horizonte,

el deseo de ser una  sola infinita línea,

una flecha lanzada desde este impreciso amor

que cada miserable segundo nos consuela.

Arrastramos ese impredecible deseo

cosido a la cruz del espejo  de la espalda

en la ambición que nos revela el sueño

de fundirnos del puro amor que es la nada.

Andamos este camino que llamamos vida

con la brújula del roce de nuestros dedos

que abren cada mañana de cada invierno

la posibilidad que es el aspirar el todavía.

 

 

 

Espiral





Espiral


 

Somos humo,

apenas viento, apenas un aire

espiral de nuestras sombras.

Nostálgicos del fuego

del que surgimos,

vamos agonizando en fracasos

que aspiran un cielo inalcanzable.

En ese final que nos ilumina

nos desdibujamos en ese humo

que muere en dóciles segundos,

que oscurece el lejano cielo

y hace llorar de nostalgia los ojos.

 

Dedos ciegos




Dedos ciegos


 

Nos buscamos

como arena de labios perdidos

entre la niebla,

esa mezcla de sombra de aire

y de tierra.

Nos asfixia ese afán

que regala la necesidad

de sentirse cerca,

como alas de pájaros disecados

que esperasen una mano

que los empujara hacia la nada,

hacia un impulso que explicara ese ansia

de viajar hacia ese cielo

que nos asusta y nos reclama.

Para mí, mi fiel enemigo




Para mí, mi fiel enemigo


 

No me mires.

no quiero que veas sombras viejas

resbalando por pasados imposibles

que acechan en mis noches eternas.

 

Ni me susurres ahora un te quiero

al sentir la distancia de mi ausencia.

No esperes que tu remordimiento

lo canse con estériles palabras viejas.

 

No me mires.

Tú mi enemigo, mi cruz , mi espejo

que me acosa con sueños imposibles

de cielos muertos de su propio cielo.

 

No me atrapes en nuevas esperanzas

cuando desfallece mi alma en la tierra.

Quizá mañana el alba me estremezca

pero hoy... sólo siento llorar mi alma
 
 

Cansancio de palabras





Cansancio de palabras


 

No ambiciono ya nada. Se me cansan las palabras.

Sólo ese silencio que me envuelve cuando callas

y sobrevuelo más allá del interior de mi mirada.

Hoy se me adormecen de luz los sueños y el alba

ya sólo me trae absurdas nubes deshilachadas.

De vosotras, mis ideas sin sombras ni distancia,

de vosotras a las que el corazón no atrapa

con nombres que el dolor con su dolor engaña,

de vosotras me fío, mente pura y desencarnada.

Hoy vuelo muy alto. Me cansan las palabras.

 

De repente un segundo


De repente un segundo


 

De repente un segundo estalla en un instante

clavándose como una hoja en un frío viento

cuando el tiempo se cierra tan cercano y tan distante

como la esperanza del susurro de un te quiero.

Un segundo. El mundo en una sola mirada

abarca el cosmos de tus labios sedientos

de otros labios que te muestren ese azul cielo

donde agonizan de envidia las palabras.

Y todo ya es nada. Sólo el amor hecho silencio

inunda este segundo eterno entre tus besos.