Azucena roja


Azucena roja




Es de noche. La iguana muerde el amarillo



de los duendes de las calles rotas


mientras la noche se desnuda de la aurora


de los gritos agazapados de los niños.





Ya no queda nada. La sombra


se viste de etiqueta en su viaje de molinos


por el aire de los negros rotos disecados.


Es el baile de músicas de papeles cansados


y de zapatos de charol de hambre amordazados.





Es la noche. Aún no queda nada. Rota


la pizarra duermen los dibujos de los niños


que juegan con el azul de las mariposas.


Ya se duerme. La noche se azucena gris y roja.

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