Segundos disecados





Segundos disecados

 

 

Ando  despacio.

Respiro aire que no desprecio. Ya no me haces daño.

Las paredes de mi cuarto ya no son ese espejo

que contaba segundos de un reloj sin tiempo.

Todo es fatalmente inerme.

No tengo más palabras que disfracen el silencio

con el que entre mi miedo te meces

en un ligero e impenitente sueño

que quisiera gritar un callado te quiero

entre esta noche de escarcha y nieve.

Ando despacio.

Respiro cadáveres de sueños disecados.

Nada duele. Ya no me haces más daño.

 


Nada en el vacío





Nada en el vacío

 

Hoy siento la angustia de la nada,

(lo único que nos une y nos amordaza),

hendida en el viento, herida el alma,

arrastrando la memoria y su desgana.

Inventando la luz de tu cara en cada día

en que el sueño hambriento y necesario

sobrevive cada segundo en este esfuerzo

de vivir entre una esperanza desconocida,

dormito en la luz, hermana  de la nada,

en la que te imagino y me recreo,

sabiendo que son sólo las sombras de tus besos

las que me llevan a esta rimas encadenadas.

 

Todo sueña en esta noche





 

 

Todo sueña en esta noche

 

Todo sueña en esta noche.

Son mis sueños. Los protejo con cadenas de melancolía

que hacen titilar estrellas que palpitan

cuando pronuncio en silencio su nombre,

susurro de viejas y tristes melodías.

Las sombras despiertan dibujando en el cielo

canciones  de luces que en la noche me besan

iluminando amores que en el amor  incendian

roces de escalofríos de aquellas caricias

que sólo saben estallar entre mis sueños.

Todo sueña esta noche.

Son mis sueños. Los protejo de la desesperanza

con versos de amor que sólo entiendan

quien amó hasta romper los límites del alba.

Son mis versos. La noche me sonríe y me habla.

 

 

 

 

Ruido





Ruido

 





Ruido. Demasiado ruido.
 

Hasta alcanzar de barro las alas que soñaron
pájaros hambrientos de colores disecados
en la vanidad de tu vacío.
 
                (El viento giró perdido en el vacío de tus dedos
    y se escondió en una sonrisa estrangulada)
 
Hasta acallar el gemido del recuerdo
que arañaba el silencio por si en algún acaso
entre tu silencio despertara.
 
                (Las palabras se ahogaron entre las palabras
                y murieron vacía la esperanza)
 
Ruido. Fue demasiado ruido.
 
Hasta, ahogado en el polvo del camino,
romper la cárcel del desprecio de haber tenido
una vez más la decepción entre mis manos.
 
                (Luego el viento lloró entre las palabras.
                Todo ya fue ruido de ti, ruido de nada)
 
 


Escrito en el aire






 

 

Escrito en el aire

 

Te escribo.

No sé. Quizá el aire tu cara bese

con un verso trémulo y leve


de sabor de papel.

No lo sé.

Pero te escribo.

Y sé que el aire te busca. Lo sé.

No sé ni cuándo, ni por qué.


Quizá sepa por qué aún te quiere.

Eso yo no lo sé.

 

 

 

Fragmento de calendario





Fragmento de calendario

 



Vas sumando trocitos de una hoja ajada

perdida en el ayer de un calendario

encadenado entre los fantasmas del recuerdo.

Atrapada, aún buscas en las cenizas del pasado

respuestas que se llevó el viento

abandonándote a la niebla que te atenaza.

Y miras atrás. Las hojas se mueven y parpadean

al compas de un interrogante cualquiera

abierto al corazón y su metódica desesperanza.

Todo es igual. El tiempo suma desprecios

en las paredes que te esclavizan al recuerdo.

Sólo ya te quedan hojas de un calendario muerto

enterrado en un oscuro futuro sin mañana.

 

No sabes




No sabes

 

No sabrás,

¿cómo saberlo?,

que ando tras tus pasos como un ciego

sin zapatos de tacón de ecos de silencio.

Como una hoja de papel,

perdido el aire de un verso maldecido

por dioses que no saben del cansancio,

ruedo entre el deseo

de amarte más allá del fin del acaso

y mas cerca del ruido de los besos.

No sabes,

¿ como sentir el latido de mis versos?,

que voy herido entre tu sombra,

susurros entre tu voz atenazados,

durmiendo entre la marea de este ahora

perdido en un mar de olas muertas
 
tras unos horizontes de color de invierno.
 
 
 


Quisiera




Quisiera

 

Quisiera

en este instante que se llama ahora,

que quisiera ser un ahora

entre tu pecho de un pasado inabordable,

dejar dormida una palabra tierna,

una brisa suave y amable

que limpiara mis recuerdos

de sombras que hieren el silencio

de mis noches y de mis miedos.

Y entre ese instante

que sueña ser un ahora,

instante de luz y sombra,

decirte que alguna vez, entre el viento,

dejo por ti y sólo para ti  deslizarse

alguno de mis más pedidos besos.

 

 

Cierro los ojos




Cierro los ojos

 

Cierro los ojos. El ruido me besa y se pierde

entre un paisaje seco e inerme.

Todo es banal por las manos que mecen

palabras que antes de vivir mueren

entre un sol azulmente decadente.

Cierro los ojos. Ya no hay nadie.

Nadie me besa. Nadie.

No estás. Todo entre una niebla vacía

se eterniza y en tus tinieblas desaparece.

No hay ya nadie.

Sólo cierro los ojos. Todo se queda inerte.

Menos tu recuerdo. Sombra de aire roto y tenue.



Paso de silencio





Paso de silencio

 

Tras tus pasos.

(Silencios).

Todo los pasos son caminos de silencio

entre tu vacío empedrados.

(Suena lejos el amor

que perdió entre sueños los besos).

Y como un huérfano hambriento

de tristeza y de sueños

sigo como un mendigo ciego

ese camino de silencio  

que es el eco vacío de tus pasos.

 

Dexter Gordon: Don´t Explain





Dexter Gordon:   Don´t Explain

 

Suena un beso suave, tenue,

como tu beso perdido en un ayer

que no fue mañana, ni sombra atormentada:

sólo una nota entre una melodía inacabada.

Pero suena un verso tenue

que sobre un papel de blanco se desmaya

durmiendo una melodía bajo tu espalda

en un poema de amor vacío y breve.

Como tu recuerdo, canción que se me duerme

en esta vacía y melancólica mañana.
 
 

Tarde de aire





 

Tarde  de aire

 

El tiempo lleva aire.

Suave mece burbujas incandescentes

en ojos fatalmente  infantiles.

No se oye nada. Todo duerme

ausentes de una luz inaccesible.

Sumo segundos en esta tarde

de aire vacío y sutilmente amable.

Ya no estás tú.

No te echa de menos el aire.

Todo está bien. La tarde duerme.

  

 

Pino de aire





 

Pino de aire

 

Me atrapas, fantasma de brazos verdes:

atrapado a un suelo incapaz de atrapar los cielos,

ojos de esperanza abandonados,

camino entre una tierra amortizada

de cadáveres azulmente amamantados

por la luz de un segundo fatalmente indiferente.

Entre el fío aire y tus suaves agujas verdes

me atrapas: al fin tierra feliz por lo inerte

 

 

 

Nacer





Nacer

 

Nacer,

un instante de luz en una vida inquieta

que entre un espasmo de aire acierta

a unir lágrimas con reflejos de papel.

Aire blanco, paredes blancas,

paisajes de pinturas sin dibujar

entre el aire de unas pequeñas manitas

que quisiesen al duro aire resucitar.

Nacer,

un instante, vida incierta,

suma de lágrimas entre unos brazos de ámbar

entre los que quisiera,

en algún sueño infantil de quimeras,

algún día poder naufragar.