Estela de recuerdo




Estela de recuerdo

 

Naufrago tras la estela de tu recuerdo,

de tu sonrisa hambriento,

por mi horizonte abandonado.

Lleva el aire un rumor de ausencia

de sabor a viento de marea y  fracaso;

perdido en el rumor del oleaje de tus pasos

apuñalo el aire que me empapa

del vacío del eco de tus besos

y del dolor del abismo de tu ausencia.

Respiro hoy el silencio de sílabas amortiguadas

en el ruido de unos frágiles versos.

El mar, mientras,  aúlla más allá de las estrellas


y desfallece en ese mundo negro e incierto

donde sólo tiembla un nombre: el de ella.

 

Duerme, niña, duerme




Duerme, niña, duerme

 

 

Duerme.

Velo tu sueño de ángel de alas desgarradas

entre un paisaje de sueños que te llaman.

Duerme …

Mira que el viento deja en tu mirada

paisajes de azul y nácar

en los que los besos tu nombre llevan

cuando entre mis besos te encadenas.

Duerme, niña, duerme...

La noche se duerme, y la mañana

endulza el aire con misteriosas palabras

que abandonan en los pliegues de tu almohada

tristes rumores de caricias abandonadas.

Duerme.

Yo velo tu sueño de ángel de alas desgarradas.

La noche sueña. Amenaza la mañana.

Duerme…

 

Cuando ella pasa





Cuando ella pasa

 
 

Cuando ella pasa, hay un no sé qué

en ese baile escondido con el que el aire

nos recuerda una mañana que se nos abre

en una flor tenue de colores inaccesibles.

Y todo cambia: sus labios dibujan palabras

que acunan entre ternura el  temor del alma

cuando se sabe sola y las lágrimas amenazan

con noches de espejismos de fantasmas.

Todo está bien. La paz se asombra en versos

aún no escritos mecidos en el abrazo del eco

de la ternura que me hiere y me amenaza.

Ella pasa; el tiempo se  diluye entre la calma.

Todo está bien. Los sueños duermen la mañana.

Quizá sea feliz





 

Quizá sea feliz

 

Quizá sea feliz. ¿Quién sabe?

…La piel se estremece en el vaivén de una estrella

más allá de la luz, más allá de las certezas…

Y en la noche, antes de que los versos callen,

el cielo me abraza y  el aire se enciende y arde

en una pasión que sólo los poemas entendieran.

Sí, quizá sea feliz. ¿Quién lo sabe?

                … Mi corazón hacia tu olvidado corazón vuela,

                sombra de noche, jeroglífico de niebla…

Y en la mañana, en un juego de aire y llama,

 mueren los versos, lloran impotentes las palabras,

en mil silencios de una irreductible esperanza.

Quizá sea feliz. ¿Quién sabe?

 

               

 

 

No te quiero





No te quiero

 

No te quiero.

Te lo digo con mis palabras,

con mis torpes gestos.

que no te quise, que no te quiero.

Y si mi ojos recorren tu cuerpo

y callan lo que el aire, tímido, habla

en un verso al fin perfecto,

sabrás que, con mis palabras,

que con mis torpes gestos,

te estoy siempre diciendo

que no te quise, que no te quiero,

que no te quiero.

 

Paso al aire





Paso al aire

 

Pasas. Y el aire se queda mudo y quieto.

Nada importa ya.  El silencio

se empapa de un cielo de palabras

que abarcan un sentido de esperanza.

cuando todo se descifra en un momento.

La vida se abre camino, y los recuerdos

amenazan con incendiar un sentimiento

envuelto en amordazados “te quiero”.

Pasas. Todo ya lleva tu nombre envuelto

en gasas de caricias y un rumor  de besos.

Nada importa. Todo es un momento perfecto.

La vida sueña que soñó una vez un sueño.