Cansancio




Cansancio

 

Se me rompe el cansancio en la noche de los brazos

cuando los ojos adivinan que no ven la esperanza

que se anega en pensamientos encadenados.

Todo es desliz, incluso el perfil del alma

que se niega a besar besos aún no desterrados.

Todo es pendiente, umbral del sueño adormecido,

que me lleva a nombres que amenazan el frío

instante en el que rompí mi marea entre tus brazos.

Llega el momento de rendirse al mar del infinito

moribundo en tu estela, en tu soledad  abandonado.

 

Entonces




Entonces

 

Hubo un tiempo, casi ya no lo recuerdas,

en que los besos quemaban tu piel y las sábanas

eran cárceles  de  amor donde naufragabas.

…El olvido casi no lo recuerda…

Sólo  cuando la soledad te embarga

entre la noche y sus fantasmas,

cuando la piel gime y los nombres amenazan,

cuando el  amor se viste de deseo y el deseo

quisiera traer  por un instante el fuego

de caricias que no amenazasen  la mañana.

Hubo un tiempo, un marchito  tiempo,

que se rompió en un espasmo una mañana.


...Se rompió tu alma en esa mañana...

 Hoy se marchitan en  olvido los recuerdos

que te traían nuevos colores las mañanas

mientras el reloj de tu vida se hace infierno

en tu vida rota, vacía y  fatalmente desencajada.

 

Suma




Suma

 

Una y una dos.

Quizá sueño, quizá no.

Dos y una tres.

A veces te quiero, otras… también.

Tres y una cuatro.

Suma de versos inacabados.

Cuatro y cuatro ocho.

Vivir en el oscuro de tus ojos.

Ocho y dos diez. ¿Diez?

Quizá sueñes tú  también.



LLueve




LLueve

 

Llueve.

Un mundo de lágrimas en mi cara se detiene.

Llueve. Sobre el corazón. Llueve.

La única verdad por la que la verdad duerme

se desliza, me besa … y muere.

Y muere …

Llueve.

Sobre el corazón llueve.


 

Sombra




 

 

Sombra

 

 

Como una sombra alejada del cielo

te arrastras huyendo de un cuerpo que abrigue

la esperanza de una luz que al fin haga

de tu cama luz de sueños

que todo lo destruye cuando te abraza.

Y una lágrima

a un espejo que compasivo gotas de niebla

arroja a tus pupilas,

besa, y en sus confines se abandona

esperando la muerte mil veces anunciada.

Como en una sombra alejada del viento

que abre en el horizonte versos aún no pronunciados

te refugias y te encarcelas, mujer de soledades

aún no descritas por la noche callada,

lágrimas de niebla, apenas mujer, apenas nada.

 

 

 

 

 

 

Ahora




Ahora

 

Ahora,

en este ahora

que mi corazón me envuelve

en besos que no entiendes,

busco tu boca

de labios secos y marchitos

porque necesito una lágrima,

apenas una ligera lágrima

que me diga sentir en este ahora,


en este segundo que es ahora,

que estoy vivo,

que vivo aún, que aún estoy vivo.

 

Viaje interior



Viaje interior

 

Me deslizo nocturno por la carretera.

Aupado por ruidos metálicos que mis piernas duermen,

sueño en un  cosquilleo de luces de neón que siembran

mis ojos de recuerdos de olas asfaltadas de ternura.

La luz se entierra en ataúdes de rojos que buscan

paraísos más allá del sueño y la promesa.

“Nada me dijiste. Apenas te dije nada”

Y la noche me acecha cómplice y encierra

las luces en máscaras de ayeres de hambre y tierra.

Todo son pupilas de colores de luz hambrientas

galopando por ríos de silenciosa y negra grava.

“Nada me dijiste”. Quizá es que agonizaban las palabras.

 

No me dejes




 

No me dejes

 

No me dejes,

No, no me dejes.

Mira que si me dejas las mañanas

no llevarán los colores  que tu nombre

la desnudan y la hacen visible a la niebla

con la que amanecen mis pesadillas.

No me dejes.

No, no me dejes.

Mira que si te alejas

mis versos morirán del vacío

que nace la muerte de tus palabras,

y  los versos se angostarán

en el requiebro que los recuerdos

dibujan cuando mueren en tu ausencia.

No me dejes,

Ilusión de mi mente, carne de sueño,

sueño hecho carne entre mis sueños,

voz sin figura ni sombra,

deseo de nada, nada hecho deseo,

No te vayas , no me dejes,

mi único amor, mi único deseo,

la única realidad por la que muero.